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Thursday, July 27, 2006


SEPTIMIA ZENOBIA

A partir de ese momento su viuda Septima Zenobia, descendiente de Tolomeos, y de Seleucidas, rompe con Roma, Imperio tan odiado, ya que había destruido el Egipto Ptolemaido que ella tanto quería, y tan conocido a través de su abuela la Faraona Cleopatra, y proclama emperador a su hijo Vallabath con vistas a crear un imperio con centro en Palmira.
Zenobia actuó como soberana de un reino que llegó a dominar Asia Menor, Siria, Mesopotamia y Egipto, acuñó moneda con su propia efigie y se mantuvo en el poder hasta ser derrotada en 273 por el emperador Aureliano, que reincorporó el Oriente romano al dominio imperial.

El texto reproduce por entero la biografía de Zenobia que, redactada por Trebelio Polión, figura englobada en el capítulo «Los treinta usurpadores» contenido en la Historia Augusta, una recopilación de biografías de emperadores, césares y usurpadores desde Adriano a Diocleciano.
Se trata de una obra muy problemática como fuente histórica, en la que se perciben diferentes autores y diferentes fases de redacción, y que ha sido datada entre finales del siglo IV y comienzos del V, si bien otros autores la sitúan en época de León III el Isaurico. (Pilar Rivero-Julián Pelegrín).

“Ya no quedaba ningún pudor; en las penosas circunstancias por las que pasaba el Estado, se llegó a tal punto que, mientras Galieno se comportaba de un modo incalificable, las mujeres, incluso, gobernaron de manera brillante, y aún las extranjeras.

En efecto, una extranjera, de nombre Zenobia, de la que ya se han dicho muchas cosas, descendiente del linaje de las Cleopatras y los Ptolomeos, después de la muerte de su marido Odenato, cubrió sus hombros con el manto imperial, adornándose con las vestiduras de Dido y admitiendo incluso la diadema. Ocupo el imperio en nombre de sus hijos, Hereniano y Timolao, más tiempo del que una persona del sexo femenino podía soportar. Pues esta orgullosa mujer desempeñó las funciones de un rey, durante el mandato de Galieno y mientras Claudio se encontraba ocupado en la guerra con los godos, y sólo cuando con gran dificultad fue vencida por Aureliano y llevada en su triunfo, se sometió a la ley de Roma.

Se conserva una carta de Aureliano que testimonia el cautiverio de esta mujer. En efecto, como algunos le recriminaron que él, el más valeroso de los hombres, llevase en su triunfo a una mujer, como si se tratase de un general cualquiera, él, enviando una carta al senado y al pueblo romano, se defendió en tales términos: «Oigo, padres conscriptos, que se me acusa de no actuar virilmente por llevar a Zenobia en el paseo triunfal. Aquéllos que por esto me reprenden no podrían alabarme bastante si supieran qué mujer es ésta, si conocieran su sabiduría en las decisiones, su firmeza en las disposiciones y su severidad frente a los soldados; cuán generosa es cuando la necesidad lo requiere, y cuán rígida cuando la disciplina lo exige.

Puedo decir que fue por su intervención por lo que Odenato venció a los persas y, tras poner en fuga a Sapor, llegó a Ctesifonte.

Puedo asegurar que infundió tan gran temor entre los pueblos de Oriente y de Egipto que ni los árabes, ni los sarracenos, ni los armenios se revelaron contra su autoridad. Y no hubiera respetado su vida si no se supiera que ella fue muy útil al Estado romano, al retener para sí o para sus hijos el poder imperial en Oriente. Así, pues, que éstos, a los que nada complace, guarden para sí el veneno de sus propias lenguas. Pues si no es conveniente vencer y llevar en el triunfo a una mujer, ¿qué opinan de Galieno, para cuyo menosprecio ésta gobernó sabiamente el imperio?, ¿qué del divino Claudio, venerable y respetado general, que, según se dice, toleró que ella ejerciese el poder porque se encontraba ocupado en su expedición contra los godos? Y Claudio hizo esto calculada y sabiamente, para que, mientras ella guardaba la frontera oriental del imperio, él pudiera llevar a cabo con mayor seguridad lo que había determinado realizar».”
 
posted by ORDEN BONARIA at 12:43 PM ¤ Permalink ¤