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Sunday, July 30, 2006

CASA DE ORIENTE,
DE TU RIBERA BROTARÁ UN RETOÑO DE ESPERANZA

-Vassula, ¡déjame cantarte a ti, Mi amiga, el cántico que tengo en Mi Corazón!

Escribe: Oh, pueblo Mío, Mis amigos, Mi parentela, vuestro Señor vendrá a descansar en vuestro corazón; vosotros seréis renovados en Mi Presencia pues Yo estoy decidido a rodearos a todos con canciones de liberación. Yo estoy decidido a reunir a todos los pueblos de la tierra e instruirlos. Mi Nueva Canción está escrita para honrar Mi Nombre. ¿No habéis oído que Mis intenciones son: Salvación para la humanidad?

Mi Plan dura para siempre y los proyectos de Mi Corazón de edad en edad. ¡Escucha, Casa del Este! ¡No te quedes sorda a Mis gritos! tú, bienamada Casa de Oriente, aguardabas que Mi Soberanía descendiera de lo más alto del Cielo para rescatarte, y ahora Yo te digo: mañana tras mañana tú vas a crecer en tu trono, pues, mira, de tu tierra brotará un Retoño de esperanza, un Retoño de rectitud y de perfecta paz, y los habitantes de esta Casa extenderán la paz por todas partes... Hija de Mi Casa Oriental, declara esto con gritos de júbilo, ve y proclama Mis Palabras, di:

"El Señor está viniendo desde Su Santa Morada,
para consolar a Su pueblo y consolidar Su Iglesia".
Hoy Mis Ojos están sobre un hombre de buen presagio y la corona se le dará a él. Aquel que brota de la Orilla Oriental, Me glorificará... y Mis ángeles descenderán con la insignia real en sus manos y le investirán a él para el trono como gobernante.

¡Ah, Vassula! baila y grita de alegría, pues este día está cerquísimo. Yo ya estoy actuando aquí y ahora para traeros este día de festividad sobre vosotros, a fin de que todos los infortunios pasados sean reemplazados por alegría.

Casa de Tradición, ¿no has oído? ¿No has comprendido todavía que desde tu Casa seré glorificado tres veces? ¿No has oído que Yo he otorgado las bendiciones del Cielo a este Retoño? Como una vez fuiste una maldición entre muchas naciones, así tengo intención de elevarte para que seas un bálsamo curativo para Mi casa del Oeste, y una bendición para las naciones.

¡Casa del Este! un Retoño victorioso está brotando para levantar Mi Casa en una. Mis Labios tiemblan de la emoción y Mi Corazón canta por el ungido... y los abismos braman de rabia al sonido de sus pasos, porque Mi Casa será una. La Casa de Occidente y la Casa de Oriente vivirán como una, porque Mi Nombre será su lazo, vistiéndolas de perfecta paz, integridad y amor.

Mi Nuevo Nombre será la insignia real entre estas dos casas... Esto sucederá pronto y en vuestro tiempo, así que no digáis: "el Señor tarda otra vez". Yo te he dicho que, a causa de Mi Amor que te tengo, he decidido acelerar Mi Plan. Tengo intención de pisotear, junto con Mi Ejército, a Mi Enemigo y a las dos Bestias , ¡antes de lo previsto! Ven y aprende: los líderes de la destrucción son de hecho tres espíritus diabólicos , formando un triángulo, uno en cada esquina, que conducen al mundo entero a su mundo sucio.

Ebrios con la sangre de los santos y de todos los que testifican Mi Divinidad. ¿No ves? para completar su trabajo de destrucción y coronarlo con éxito, ellos tendrán que quitar la Silla de Pedro y al que se sienta en ella. Su designio es destruir Mi Iglesia... pero, no tengas miedo, Yo he prometido que las 'puertas del infierno no prevalecerán nunca contra ella' .

Sí, esto es lo que ahora está sucediendo. Los líderes de la destrucción, brillando en sus grados de erudición, están viciados, y su pestilencia cubre ahora el mundo entero. Ellos son aquellos de los que las Escrituras dicen: pueden hacer milagros , seducir con su habilidad las diez torres del mundo y a partir de ellas todas las naciones de la tierra; todas están cayendo bajo su embrujo...

Una vez que su ejército esté completo, levantarán su insignia y, con las fuerzas de los tres espíritus inmundos, vendrán juntos para hacer la guerra contra Mi Sacrificio Perpetuo, esto es lo que las Escrituras llaman: "La guerra del Gran Día de Dios Todopoderoso..."...

Escrito enviado por Mar Yoannès Iº OS.+G
Proto Eparca de Iberia y del Cristo Reconciliador
Primado de la Europa Latina
Rito Sirio-Bizantino
Profecía antigua de la Casa de Oriente.
www.ortodoxaiberia.com
 
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Friday, July 28, 2006


SEPTIMIO ODENATO..

.......A mitad de la década de 250-260, las fuerzas persas lanzaron un ataque devastador contra las posesiones romanas en Mesopotamia. Dura Europos, una importante ciudad comercial y avanzada de las fuerzas romanas en el Éufrates, fue conquistada y destruida (para siempre) por el rey sasánida Sapor I. El ataque persa no se detuvo allí; el avance prosiguió hasta la misma Antioquia siendo la metrópoli asaltada y saqueada. Durante los siguientes años, con los romanos a la defensiva, los persas les fueron arrebatando una a una todas las ciudades de Mesopotamia, empujando la frontera hasta el propio cauce del Éufrates. La respuesta romana no podía hacerse esperar más. El emperador Valeriano, al frente de un nutrido ejercito de 70.000 hombres, atravesó el gran río hasta encontrarse con los persas en la región de Edessa. Por desgracia para los romanos, el propio Valeriano y alguno de sus generales, traicionados, cayeron en manos de Sapor, tras haber sido citados para una conferencia. El ejército romano, atacado luego por los persas, no pudo sostenerse sobre el terreno y fue destrozado por sus enemigos.

Tras la eliminación del grueso de las fuerzas romanas en oriente, las provincias asiáticas quedaron ahora a merced del ataque del rey sasánida.

Mientras tanto en el propio imperio, estallaban una serie de graves discordias civiles que anulaban cualquier capacidad de respuesta romana en Asia. En este contexto, y con los ejércitos persas entrando ya en Siria y Capadocia, nos encontramos con el protagonismo de Septimio Odenathus.

Las primeras referencias que tenemos sobre Odenato (así lo mencionaremos a partir de ahora) son de principios de la década 250-260, donde aparece como, a título honorífico, miembro del senado de Roma. Incluso es posible, si hacemos caso de la epigrafía conservada, que podría haber sido nombrado, durante algún periodo de la década, Dux Romanorum de Siria. Cuando la frontera romana se derrumba ante el ataque persa, Odenato milita junto a sus fuerzas con los romanos; es el primer hombre de Palmira, y aunque es difícil asociarlo al título de Emperador, parece que se comporta como tal. Es apreciado por Valeriano, junto con el cual también lucha contra los sasánidas, Al final, la captura del emperador y la posterior derrota del ejército romano catapulta a Odenato a una posición, como veremos, de indudable protagonismo.

El año 260, las fuerzas romanas en Oriente luchan con tenacidad pero con pobres resultados. Sapor penetra hasta Siria y Capadocia casi sin oposición. La lista de las ciudades atacadas y devastadas es amplia; solo en Capadocia se mencionan 37 asentamientos asaltados y saqueados. Pero cuando Sapor debe dar por terminada la campaña y se dispone a retroceder, se encuentra con que Odenato acosa con éxito a las columnas persas en retirada, debido a que éstas deben moverse muy lentamente por el gran botín obtenido (sobre todo cautivos) que arrastran consigo. Este pequeño éxito local, que es aprovechado por la propaganda romana, no esconde la debacle sufrida por el poder de Roma en Oriente: se ha cedido todo el territorio al otro lado del Éufrates y el ejército romano ha perdido toda capacidad de reacción.

LA GUERRA CIVIL

Pasado el peligro inmediato representado por los persas, los romanos se vuelcan ahora en sus disputas internas, el ejercito (o más bien, los generales del ejercito oriental), rechazan al hijo y sucesor de Valeriano, Galieno, y entran en abierta rebelión. Macriano es elegido entonces emperador, es el mejor de los generales de Valeriano, que reúne ahora al grueso del ejercito de campaña, unos 30.000 hombres, y marcha contra Occidente, dejando totalmente inermes las fronteras del este.

Pero Galieno, incapaz por el momento de ocuparse de las provincias asiáticas, no se rinde y opta por acercarse a Odenato, a quien le encomienda “legalmente”-posiblemente con el titulo de Dux Romanorum- la defensa de sus fronteras. En el año 261 reúne Odenato un conglomerado diverso de fuerzas: por un lado, los restos de las fuerzas romanas en Asia, guarniciones y auxiliares menores (recordemos que el grueso del ejercito oriental ha sido retenido por Macriano, presto a comenzar una nueva guerra civil); por otro, cuenta con cierto número, seguramente grande, de tropas palmiranas, con su correspondiente caballería pesada (catafractos), y sus aliados árabes, sirios y sarracenos. Con este improvisado aunque bien organizado ejército, Odenato avanzó sobre Mesopotamia. Allí derrotó a Sapor con tal contundencia, que tomó su campamento y capturó a algunas de sus esposas, abandonadas en la precipitada fuga, además de buena parte del tesoro. En su fulgurante avance llegó hasta las puertas de Ctesifonte, la capital enemiga.

Es difícil acertar a explicar este abrumador éxito militar, se apunta el hecho de que Palmira, que sin duda dispone de unas sólidas fuerzas militares, al encontrar amenazados sus intereses comerciales con la victoria persa, ha volcado toda su energía, militar, económica y diplomática, en articular esta poderosa fuerza de choque, que bajo Odenato, consumado estratega, ha demostrado ser imbatible al menos para este temido y, eso si, conocido para ellos, enemigo oriental.

De vuelta a Siria, Odenato recibió noticias de la muerte de Macriano en batalla. Así que, actuando ahora bajo la cobertura que le daba su designación por el emperador Galieno, apresó y ejecutó a los restantes oficiales (entre ellos el hijo y sucesor de Macriano, Quieto) que habían intervenido en el complot, apropiándose además de las tropas que todavía comandaban.

SEGUNDA INVASIÓN DE MESOPOTAMIA

En 265, Odenato, actuando ya con plena autonomía, reúne un nuevo ejército e invade la Mesopotamia sasánida. Hasta entonces se había golpeado al persa pero no se había recuperado un ápice del territorio perdido. Esta vez el ataque será planificado detenidamente y con ambiciosos objetivos estratégicos. De nuevo se encontró Odenato con Sapor, y otra vez fue el persa derrotado. Y de forma tan decisiva que en la batalla varios de sus sátrapas fueron capturados, botín que no dudó en enviar luego como presente al emperador Galieno a Roma.
Una a una, las ciudades perdidas por los romanos en Mesopotamia fueron siendo recuperadas, y ciudades como Carrhae o Nisibis reciben de nuevo guarniciones romanas. En esta corta guerra de movimientos en la extensa región, la victoria correspondió de nuevo a Odenato, quien empujo a Sapor hasta su propia capital, Ctesifonte, ciudad a la que asedio con determinación. La intención declarada de Odenato era conseguir la liberación del emperador Valeriano, que seguía en manos de los persas, al margen de que también persiguiera ciertos objetivos prácticos de cara a mejorar la posición de Palmira dentro del circuito comercial mesopotámico (destrucciones en el área babilónica parecen apuntar a esta dirección, según el testimonio de algunas fuentes) .


Sin embargo, un asedio de tal magnitud requería tiempo, por lo que los sasánidas consiguieron reunir un ejercito de socorro con tropas venidas de todos los confines de su imperio.
Los combates fueron cobrando intensidad: los persas tratando de romper el bloqueo desde el exterior y los palmiranos intentando evitarlo. Hasta que, vista la imposibilidad de lograr sus objetivos y que otros problemas reclamaban su presencia en territorio romano (los bárbaros habían irrumpido en Asia Menor y era requerida su presencia en ese teatro de operaciones), Odenato decidió levantar el cerco y regresar a Siria. Los persas habían sufrido grandes daños, tanto materiales como humanos, su territorio había sido devastado y habían sufrido innumerables bajas. Sapor había tenido ya suficiente y se olvidó de la guerra con los romanos. Por suerte para los romanos, Sapor moriría pronto (no es seguro, quizás en el año 270) y, con su hijo en el trono, iba a dar comienzo para esta nación un largo período de decadencia.
Odenato se encontró así al frente de la única fuerza militar del oriente romano. Consumado general, dispone, asimismo, de numerosas tropas personales, de lealtad inquebrantable y que se escapan a cualquier control imperial. Galieno, desde Roma, y totalmente superado por los problemas generados por los diferentes usurpadores y por los devastadores ataques bárbaros, se contentará por el momento con reconocer el actual status quo, otorgando ahora a Odenato el título honorífico de Corrector Totius Orientis. Éste, por otra parte, y pese a su aparente autonomía, no se cansará de dar muestras superficiales de lealtad al Imperio. A su vez, de cara a los pueblos orientales, adopta el título de Rey de Reyes, señal de que su poder se ha extendido probablemente más allá de las propias fronteras romanas.........


La valentía, y experiencia militar de Ondenato, hizo que sus descendientes de la Doble Corona Teocrática de Tadmur, instituyeran en la Sede Teocrática de Oriente, por acto del 31 de Agosto de 1.895 (Cf. Reg. Nº 0912/1.895 A.D.). Autorizada el 15/09/1.895 A.D., por el Sacro Trono Primacial de los Romanos, por Rescriptum de S.M.I.R.A. Kyros Ioanes Daniel I Khristophoros, Megas Basileus, Basileus Basilion (1.867-1.923), la Orden de Ondenato II Augusto, orden de Mérito.
 
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Thursday, July 27, 2006


SEPTIMIA ZENOBIA

A partir de ese momento su viuda Septima Zenobia, descendiente de Tolomeos, y de Seleucidas, rompe con Roma, Imperio tan odiado, ya que había destruido el Egipto Ptolemaido que ella tanto quería, y tan conocido a través de su abuela la Faraona Cleopatra, y proclama emperador a su hijo Vallabath con vistas a crear un imperio con centro en Palmira.
Zenobia actuó como soberana de un reino que llegó a dominar Asia Menor, Siria, Mesopotamia y Egipto, acuñó moneda con su propia efigie y se mantuvo en el poder hasta ser derrotada en 273 por el emperador Aureliano, que reincorporó el Oriente romano al dominio imperial.

El texto reproduce por entero la biografía de Zenobia que, redactada por Trebelio Polión, figura englobada en el capítulo «Los treinta usurpadores» contenido en la Historia Augusta, una recopilación de biografías de emperadores, césares y usurpadores desde Adriano a Diocleciano.
Se trata de una obra muy problemática como fuente histórica, en la que se perciben diferentes autores y diferentes fases de redacción, y que ha sido datada entre finales del siglo IV y comienzos del V, si bien otros autores la sitúan en época de León III el Isaurico. (Pilar Rivero-Julián Pelegrín).

“Ya no quedaba ningún pudor; en las penosas circunstancias por las que pasaba el Estado, se llegó a tal punto que, mientras Galieno se comportaba de un modo incalificable, las mujeres, incluso, gobernaron de manera brillante, y aún las extranjeras.

En efecto, una extranjera, de nombre Zenobia, de la que ya se han dicho muchas cosas, descendiente del linaje de las Cleopatras y los Ptolomeos, después de la muerte de su marido Odenato, cubrió sus hombros con el manto imperial, adornándose con las vestiduras de Dido y admitiendo incluso la diadema. Ocupo el imperio en nombre de sus hijos, Hereniano y Timolao, más tiempo del que una persona del sexo femenino podía soportar. Pues esta orgullosa mujer desempeñó las funciones de un rey, durante el mandato de Galieno y mientras Claudio se encontraba ocupado en la guerra con los godos, y sólo cuando con gran dificultad fue vencida por Aureliano y llevada en su triunfo, se sometió a la ley de Roma.

Se conserva una carta de Aureliano que testimonia el cautiverio de esta mujer. En efecto, como algunos le recriminaron que él, el más valeroso de los hombres, llevase en su triunfo a una mujer, como si se tratase de un general cualquiera, él, enviando una carta al senado y al pueblo romano, se defendió en tales términos: «Oigo, padres conscriptos, que se me acusa de no actuar virilmente por llevar a Zenobia en el paseo triunfal. Aquéllos que por esto me reprenden no podrían alabarme bastante si supieran qué mujer es ésta, si conocieran su sabiduría en las decisiones, su firmeza en las disposiciones y su severidad frente a los soldados; cuán generosa es cuando la necesidad lo requiere, y cuán rígida cuando la disciplina lo exige.

Puedo decir que fue por su intervención por lo que Odenato venció a los persas y, tras poner en fuga a Sapor, llegó a Ctesifonte.

Puedo asegurar que infundió tan gran temor entre los pueblos de Oriente y de Egipto que ni los árabes, ni los sarracenos, ni los armenios se revelaron contra su autoridad. Y no hubiera respetado su vida si no se supiera que ella fue muy útil al Estado romano, al retener para sí o para sus hijos el poder imperial en Oriente. Así, pues, que éstos, a los que nada complace, guarden para sí el veneno de sus propias lenguas. Pues si no es conveniente vencer y llevar en el triunfo a una mujer, ¿qué opinan de Galieno, para cuyo menosprecio ésta gobernó sabiamente el imperio?, ¿qué del divino Claudio, venerable y respetado general, que, según se dice, toleró que ella ejerciese el poder porque se encontraba ocupado en su expedición contra los godos? Y Claudio hizo esto calculada y sabiamente, para que, mientras ella guardaba la frontera oriental del imperio, él pudiera llevar a cabo con mayor seguridad lo que había determinado realizar».”
 
posted by ORDEN BONARIA at 12:43 PM ¤ Permalink ¤